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Primer Grado de la EBB

Enlazado con la cuenta de la profesora: Olga Gallego de Trigo https://www.blogger.com/profile/02654301941175240352


TEXTOS PARA AFIANZAR LA LECTURA CON LOS NIÑOS DE PRIMER GRADO
La leyenda del pan
- Papá, nos han dicho en clase que mañana nos hablarán del pan y que cada uno tiene que contar algo de este alimento. ¿Puedes ayudarme? -preguntó Rocío.
- Si quieres, te contaré una leyenda que me narraba la abuela cuando yo era pequeño. Escucha:
"Un leñador y su familia vivían en un bosque. Hubo un gran incendio y tuvieron que abandonar su casa. Después de mucho andar y sin nada que comer, se pararon a descansar a la orilla de un arroyo. Como tenían hambre, buscaron comida, pero solo encontraron dos manzanas. La madre se dispuso a repartirlas. Aún no habían empezado a hacerlo, cuando vieron venir a un anciano.
Al acercarse, notaron que estaba muy débil a causa del hambre. El anciano les pidió comida y le dijeron que compartirían entre todos lo poco que tenían.
A la mañana siguiente, el anciano se despidió, y antes de irse les entregó, como regalo, unos granos amarillentos.
-Deben sembrar estos granos y nunca más tendrán hambre -les dijo.
Así lo hicieron.
Brotaron de la tierra hermosas espigas amarillas llenas de apretados granos. Y de ellos sacaron blanca harina con la que amasaron crujientes panes".




Rabito Blanco
Rabito Blanco era un conejito que movía sin cesar su rabito y hacía un ruido así: ¡Sess-sess, sess-sess!
Cuando sus padres oían el ruido de Rabito Blanco, se ponían muy contentos. Su hijito andaba por allí.
Pero un día sus papás no oyeron el ruido de Rabito Blanco. El conejito había salido de casa. Le gustaba mucho corretear por el bosque.
-  No vayas solo al bosque -le decían todos los días-, porque si viene el cazador te puede cazar, Rabito Blanco llegó al bosque y empezó a hacer una cueva. Al poco tiempo oyó un ruido extraño, dejó de escarbar, estiró las orejas, escuchó con atención y le pareció oír estas palabras:
-  ¡Te ca-za-ré!
Muerto de miedo dio un salto y corrió a su casa. Sus padres le esperaban llorando. Rabito Blanco les contó su aventura. Ellos escucharon con atención y al final rieron a carcajadas.
-   Hijo mío -le dijo su padre-, lo que oíste no decía: "iTe ca-za-ré!", sino "¡Sess-sess, sess-sess!" Rabito Blanco se había asustado de su propio rabito que no se estaba quieto nunca.





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